El exceso de trabajo y el estrés laboral son temas de los que se ha hablado toda la vida; sin embargo, a partir de la reciente pandemia, estos problemas impactan mucho más en el bienestar y desempeño de los colaboradores. Y en respuesta a esto, es que surge la llamada renuncia silenciosa.

Este término, en realidad, es un juego de palabras donde el trabajador, en vez de renunciar a su trabajo, renuncia a dar más de lo que corresponde; es decir, renuncia a:
Trabajar horas extras sin remuneración, sea en la empresa o en su casa.
Responder correos y tomar llamadas de trabajo los fines de semana.
Realizar aportaciones o esfuerzos adicionales a los señalados por sus responsabilidades.
Este fenómeno es practicado especialmente por millennials y centennials, quienes piensan que el trabajo puede realizarse en mejores condiciones, permitiéndoles tener mayor tiempo para su familia o asuntos personales.
Por eso, a pesar de que la renuncia silenciosa parezca una tendencia negativa que afecta a las empresas, también tiene sus beneficios:
Mejora el clima laboral
El compromiso y productividad con el trabajo es directamente proporcional al equilibrio que exista entre la vida laboral y personal del trabajador.
Además, la felicidad de un empleado mejora y fortalece las relaciones entre compañeros.
Prioriza la salud mental
Encontrar el equilibrio entre la vida laboral y la personal, hará que los colaboradores reduzcan su carga emocional, permitiéndoles concentrarse en otras actividades y aspectos de su día a día.
Minoriza el estrés laboral
Los trabajadores con el síndrome del burnout reducen su productividad y no trabajan con su total capacidad, por lo que siempre será bueno motivarlos y cumplir con sus horarios laborales, pero también disfrutar de su tiempo libre.
La apatía, el desinterés y la falta de motivación afecta en gran manera el desempeño de las empresas. Y aunque algunos podrán estar de acuerdo con la renuncia silenciosa, la verdad es que ni para los colaboradores ni para las empresas es una práctica sana.